‘No más
muertes por bullying, no más burlas, acoso ni golpes por compañeros de clase’
el tema del acoso escolar está latente en la agenda de la política mexicana y
de la sociedad en general, en un momento donde la violencia se ha expandido
como un verdadero virus, ésta ha rebasado el control institucional y ya no
reconoce espacios, edades, ni géneros. México se encuentra a la cabeza de los
países en los que se sufre más bullying a razón de una serie de importantes casos
de atropellos a los que no se les da la debida importancia, pero la agenda de
observación se olvida de un tipo de violencia que va en aumento y poco se ha
atendido como materia de atención urgente: el mobbing laboral.[1]
Se
conocen infinidades de casos de jefes que violentan psicológicamente, humillan
y gritan a sus empleadxs; pero también existen compañerxs que se burlan,
amenazan o ignoran a sus iguales. Ese tipo de violencia lleva un nombre y se ha
convertido en un problema del espacio laboral que cada día se intensifica y que
tiene un significado catastrófico para las carreras profesionales de personas
exitosas, que puede alejarlas, dejarlas discapacitadas o ser una razón de
suicidio.
El mobbing
laboral, un término investigado en la década de los 80s, afecta a muchas
personas trabajadoras y se define como el hostigamiento laboral constante y
persistente. Algunos comportamientos típicos que giran en torno a esta
definición son: indicar tareas humillantes o fuera del rol de la persona, no
asignarle tareas, descalificarla como persona o cuestionar sus logros con
ironías, atacarla verbalmente (insultos), aislarla, actuar como si no estuviese
allí o no existiera, hablar sobre rumores e infamias sobre su intimidad,
ofenderla a gritos, responsabilizarla de cosas que no hizo con acusaciones o
bromas. Quien recibe todo esto se confunde, no comprende qué sucede, se generan
entonces los primeros síntomas de estrés en una víctima, acompañados por su
esfuerzo de mejorar el desempeño en el trabajo.[2] Pensando en femenino, al considerar a las personas que
han sido objeto de este tipo de acoso en algún momento de su vida laboral se
encuentra que en un 9% las mujeres han sido víctimas y a éste porcentaje debe
añadirse el acoso sexual en el trabajo. El mobbing viene mezclado con otros
tipos de ataques, pero si se piensa laboralmente, este acoso coloca a la mujer
frente a una desventaja de seguridad laboral, ya que ella puede ser víctima de
una múltiple serie de afectaciones psicológicas y físicas que la mayoría de
veces son interiorizadas sin nunca hacerlas evidentes, la anterior es una cifra
alarmante cuando se repiensa en las condiciones de seguridad que una empresa
debe proveer como espacio de desenvolvimiento cotidiano.
Causas que dan origen al mobbing
Según
investigaciones de las recientes décadas, los factores fundamentales por los
que se presenta el mobbing en los centros de trabajo son los siguientes:
1) Porque la víctima es diferente a los acosadores, al grado
de que puede tratarse de una persona brillante o reconocida en su ámbito
profesional y que el acosador envidia.
2) Cuando el acosado es débil (sentimentalmente) y no
corresponde al perfil de su superior o de sus compañeros de trabajo.[3]
Este
tipo de motivos me hace pensar que las empresas que permiten el mobbing son
incapaces de superar los estereotipos sociales y de género, evidencian que aún
es mucho el trabajo que tienen que realizar para fomentar la tolerancia y la
igualdad entre lxs colaboradores de sus filas y este tipo de acoso pone en duda
el derecho que se tiene como ciudadanxs de garantizar la libertad de trabajo (y
en él); por otro lado, existen un gran número de denuncias de acoso sexual en
el trabajo, pero me pregunto si existen las mismas condiciones de libertad para
denunciar el mobbing cuando viene por ejemplo, de un(a) superior, la demanda
laboral contemporánea coloca a las personas en desventaja cuando entre oferta y
demanda intentamos emparejar números, hecho que ocasiona que muchas personas,
la mayoría mujeres, no denuncien el acoso por mobbing por ‘miedo’ a perder su
puesto, fomentando así la reproducción y acentuación de estas situaciones de
violencia silenciosas.
Mobbing maternal
¿Se
sufre acoso laboral por el hecho de ser madre o quedar embarazada? ¿Mobbing o
discriminación? Muchas empresas ejercen el mobbing con gran sutilidad, puesto
que para algunxs jefes la maternidad se ha convertido en una estrategia para
hacer uso de él y generar así la exclusión laboral y social de la mujer, ya que
su embarazo implica para ellxs un factor de riesgo o un incremento en el costo
de la productividad, logrando así dejar atrás el tema de la discriminación y
dando paso al mobbing maternal,
conviertiéndose en otro fenómeno social silencioso que fomenta la interrupción
(no planeada) del embarazo no planeado por miedo a perder el puesto; puede ser
también que en caso de permanecer en el empleo existan ataques psicológicos
generados a través de mobbing que conllevan una intención clara de provocar a
las acosadas una sensación de derrota y la inminente renuncia a su trabajo, en
dicho supuesto la empresa la tendrá que dejar partir sin mediar ningún despido
porque la víctima en un momento dado no aguantará más este ataque psicológico,
vienen entonces las llamadas ‘recomendaciones’ del tipo: es lo mejor para tu
condición o ve a descansar y disfrutar de tu embarazo.
La
Organización Internacional del Trabajo señala que el trabajo debe ser un
espacio productivo y seguro, orientarse con respecto a los derechos, con
diálogo social e igualdad de oportunidades, así como negociaciones que permitan
superar los conflictos institucionales inminentes. Es alarmante conocer cifras
en las que se evidencia que el mobbing es una enfermedad social que afecta
profundamente la vida laboral de las personas, ya que si le pregunta a alguien
si ha ejercido alguna vez bullying (mobbing) en contra de un compañero
de trabajo, 82.2% afirma que nunca lo ha hecho, 16.9% dice que sucedió alguna
vez y 8% acepta tener esta conducta en forma regular.[4] Discriminación, bullying, moobing laboral y maternal,
distintas definiciones con el mismo fin, todos estos son un tipo un de
violencia que las empresas deben velar por erradicar, asegurando una mejor
calidad de vida de sus colaboradores. Trabajamos por necesidad y por
supervivencia, formamos parte de una sociedad en la que el empleo es una pieza
fundamental para el desarrollo de las
personas. Es cierto que ante la falta de
empleo, el temor a ser despedidx o a manchar la imagen orilla a las personas a
soportar el maltrato, temores por los que se dejan crecer los problemas de
mobbing laboral o peor aún se sufren en silencio.
Desde
esta perspectiva de género para 12 Causas Feministas la recomendación es
denunciarlo, hacer evidente que este acoso psicológico silenciado es un
problema social del cual las empresas y las instituciones también deben hacerse
responsables, porque el mobbing de cualquier tipo afecta a varones y mujeres
adultxs, pero no debe ser callado por temor a nadie, no debe reproducirse, pero
sí se debe aprender a identificarlo; es una tarea faraónica, será difícil hacerlo evidente y luego contrarrestar el
problema, pero por salud y bienestar vale la pena intentarlo.
Autora: Licenciada Santa Sabina patiño Rodríguez
[1] Destaco y aclaro que este análisis sobre el
mobbing fue realizado desde una perspectiva de género, enfocado en la rama de
trabajo de 12 Causas Feministas para un 2013 menos machista.