Durante el mes
de septiembre, hemos dedicado el blog y la página de 12 causas feministas a
desmontar la heterosexualidad obligatoria y a dar a conocer las diversidades
sexuales. La razón de que el feminismo necesite hacer este ejercicio es porque
el patriarcado es heterofalocéntrico,
monosexista y monógamo, además de alosexista.
El sistema
sexo/género que sustenta al patriarcado nos dice que machos y hembras deben
usar el sexo para la reproducción de la especie. Por eso es heterocentrista,
falocentrista y coitocentrista (hombre/mujer, pene/vagina). Pero, además, como
necesita que la mujer esté subordinada al hombre, utiliza el amor romántico
para crear relaciones monógamas insanas[1]. Todo
aquello que se salga de la norma es condenado inmediatamente por el
patriarcado. Algunas veces necesita apropiarse de ciertos conceptos o de
ciertas luchas y parece que la condena no es tan grande. En este sentido, Glick & Fiske propusieron la teoría del sexismo
ambivalente, en el que incluyen dos tipos de sexismo: el sexismo hostil
(completamente visible y fácil de etiquetar) y el sexismo benévolo (el que no
se ve). Este último, el hermano bueno del sexismo, sería el paradigma de
como el patriarcado ha ido evolucionando para hacerse menos visible, más sutil.
De ahí que se consientan[2] las
relaciones homosexuales y algunas formas de poligamia, pero la bi/pansexualidad[3] y la transexualidad, por poner algún ejemplo, no
sean tan fácilmente entendidas y/o visibilizadas.
Dentro de todo este conglomerado de diversidades en torno a
la sexualidad, la identidad, la orientación, la estética, etc., siempre hay una
que se nos escapa: la asexualidad. Si tenemos en cuenta que el patriarcado está
encaminado hacia la reproducción, entenderemos el porqué de esta exclusión. La
asexualidad es completamente incompatible con el patriarcado. Desde que nacemos
se nos asume como personas sexuales, cuya vida está encaminada a encontrar una
pareja romántica y tener descendencia. Las personas asexuales sufren desde la
infancia cierta presión social por no ser capaces de sentir atracción sexual
hacia otras personas. Preguntas como “¿aún no tienes pareja?”[4] o
“¿te gusta alguna persona?”[5], son
recurrentes durante la adolescencia y la juventud. Robin (quien se identifica
como Ian en las redes sociales y regenta un blog en inglés sobre asexualidad y
género[6]) dice
“Me costó mucho
empezar a identificarme con la comunidad asexual precisamente porque yo sentía
que había de ser normal, por lo que
eso incluía sentir atracción sexual (sea hacia cualquier género). Una vez
entendí que el sexo no es importante para mí y no es obligatorio, pude empezar
a sentir que en realidad podría ser asexual”
Claro que algunas personas asexuales sí que sienten atracción romántica, en
cuyo caso el reto está en que la otra persona entienda que para ellas el sexo
es algo completamente secundario.
Porque si hay algo que caracteriza a esta sociedad
patriarcal y capitalista de hoy en día es la hipersexualización. Moisés
Catalán, psicólogo y blogger de El
Príncipe Lila, escribe: “Solo hay que ver el
hecho de que, dentro de la orientación sexual, se incluye la orientación
romántica. Amor y sexo van unidos, y es extraño cuando se explica que ciertas
personas pueden enamorarse, pero que no les interesa el sexo. Es algo que no se
entiende en una sociedad que, para vender coches, casas y hasta un estilo de
vida, remite al sexo.”
Todo está
orientado al sexo. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos recibimos
múltiples mensajes con el mismo fin: sexualizar nuestras vidas. Azul, una mujer
argentina de 24 años, demisexual, me contaba “Creo que la sociedad ha hecho de
la sexualidad otro objeto de consumo. Se vende sexo, se compra sexo, se
promociona sexo. Puedes comprarte un perfume, pero seguramente te promocionaron
sexo en la publicidad. Así mismo el éxito y/o felicidad suele medirse en qué
tan activo sexualmente es o no una persona o qué tan deseable sexualmente es.
Esto contribuye a construir una sociedad en donde el sexo es otro artículo de
lujo que hay que conseguir y explotar a toda costa, aunque no te sientas cómodo
con la idea. Es un juego perverso, porque al mismo tiempo el sexo es el gran
tabú, por lo que debes vivir tu sexualidad como la sociedad indica, una
sexualidad prefabricada para deleite de la sociedad capitalista y
heterosexista, todo lo demás queda catalogado como lo anormal.”; en el
mismo sentido Mónica de 21 años dice: “no hay ni un sólo día que me sienta avergonzada
o forzada a mentir por mi asexualidad, con gente con la que no tengo suficiente
confianza, reirme de bromas sobre sexo o afirmar que un tío está cañón.”
Sexualización que, además, nos cosifica como mujeres (somos el objeto de deseo)
y nos ata a un canon concreto en el que tanto el cuerpo de la mujer como el del
hombre tienen que encajar[7].
Desde que
concebí este artículo, mi objetivo era demostrar que visibilizando la
asexualidad, podemos empezar a desarmar al patriarcado y al capitalismo desde
la deconstrucción de la sexualidad como una necesidad humana de primera clase.
Si entendemos que hay personas que no necesitan practicar sexo para sentirse
completas, o que simplemente viven su sexualidad desde perspectivas muy
diferentes a las nuestras, que no sienten atracción sexual o que, si la
sienten, lo hacen o lo expresan desde la diversidad[8], estamos
entendiendo que la sexualidad no es un producto que se pueda comprar y vender
en lotes iguales, ni tampoco es un bien de primera necesidad como la alimentación
o la sanidad. Las personas sexuales tienen derecho a ser, sentirse y expresarse
como tales, igual que las personas asexuales tienen derecho a no sentirse
incomodadas por la sociedad. Normalizar la asexualidad, visibilizarla, ayudaría
a que el patriarcado y el capitalismo no utilizaran el sexo como un producto de
mercado, como una forma más de constreñir a las mujeres, o como una manera de
apropiarse de las sexualidades disidentes.
Me quedo con
tres ideas: La primera es de Azul “Hay que luchar por la visibilidad. Creo que es lo que hoy
se necesita, estoy segura que como yo hay muchas personas que desconocen
quienes son, que piensan que están mal o que no encajan. Reconocernos, saber
quiénes somos es fundamental para definirnos y aceptarnos.”; la segunda es que
debemos “quitarle importancia a las etiquetas (tanto autoimpuestas como
impuestas por la sociedad), romper con la lógica del repudio, reconocer que los
sistemas dicotómicos no son aplicables a la sexualidad y que no solo un camino
es el correcto”[9]; y la
tercera es la necesidad de un cambio que no “sea individual, sino buscando la
manera de ser visibles, crear comunidades y que esas comunidades no sean
endogámicas, aisladas del mundo, creyendo que su participacion o aislamiento no
tiene ningún efecto en la sociedad, porque siempre se tiene.”[10].
A partir de ahí, sigamos trabajando por una sociedad más justa e igualitaria,
donde todas las personas tengan cabida y se respeten sus derechos (tanto los
individuales como los colectivos).
Para saber más sobre
asexualidad: http://www.asexuality.org/sp/ (en español)
PD. Gracias a todas
las personas que me guiaron en este tema, las que me ayudaron a difundir la
búsqueda de personas asexuales con quienes poder hablar, a los y las expertas
en diversidad afectivo-sexual y activistas a quienes tuve el placer de
entrevistar y conocer (aunque fuera de una manera tan virtual), y a quienes
respondieron con paciencia a mis preguntas.
Autora: Isabel Álvarez Fernández, máster en cooperación
internacional para el desarrollo (esp.sostenibilidad ambiental), activista
feminista y en movimientos de solidaridad internacionalista. Especialista en
coeducación, diversidad afectivo-sexual y promoción de la igualdad. Bloggera en
http://vidadiversidadresistencia.blogspot.com.es/
[1] Y con ello no estoy diciendo en absoluto
que todas las relaciones monógamas sean insanas, ni que todas las relaciones
polígamas sean sanas.
[2] Siempre de una manera paternalista. Sigue
habiendo LGTBfobia, pero es mucho más sutil.
[3] Es curioso como las orientaciones no
monosexuales son invisibilizadas. Se acepta la homosexualidad, sobre todo la
masculina, pero la bisexualidad intenta esconderse bajo cualquier precio.
[4] Suelen ser ¿aún no tiene novio?, si eres
una mujer, y ¿aún no tienes novia?, si eres hombre.
[5] Como en el caso anterior, la pregunta se
hará en masculino si eres mujer y en femenino si eres hombre.
[7] Para saber más sobre la hipersexualización
de la sociedad y la encrucijada en la que se encuentran las mujeres,
recomendable leer el libro Muñecas vivientes, de Natasha Walter.
[8] Charlie, de 20 años, Argentina, se presentó
como: “Soy Lithsexual/akoisexual (un tipo de grisexual) por que
siento atracción sexual de forma esporádica cuando no es reciproca o sin
importar si lo es o no. También soy arromántico panafectivo porque no siento atracción
romántica hacia ningún género/ nadie ni me puedo enamorar, pero siento
atracción afectiva y me puedo arrobar con personas de todos los géneros. Por
último me identifico como skoliosensual, por sentir atracción erótico-sensorial
(no sexual) hacia personas no-binarias y biestético por sentir atracción
estética hacia personas binarias.”
[9] Moisés Catalán.
Si , yo descubri tarde mi asexualidad ,por suerte pude salir del placard y no me siento anormal , por no tener deseos de estar dentro de una relacion sexual , realmente me siento plena y feliz , sin sentir ese hambre o frustracion que sienten las personas sexuales. Lo malo es que para la mayoria de la sociedad , heterosexuales y homosexuales , seguimos siendo enfermos ... por que ellos no pueden concebir la vida sin sexo ... pero bueno , NADIE ES PERFECTO
ResponderEliminarLaura A Andersen
¿Por qué tarde? Nunca es tarde para sentirte plena y feliz. Saludos :)
Eliminartu lo que eres es tonta, te piensas que es una opción y es una enfermedad muy seria así que ya esta bien de reírse de la gente, retrasada
Eliminar¿Por qué tarde? Nunca es tarde para sentirte plena y feliz. Saludos :)
ResponderEliminarMuy buen artículo. Gracias. Ha ocurrido un problema con los enlaces y ya no aparece el texto que estaba encima.
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