Hay una forma dentro del sistema patriarcal muy particular
de dirigirse a la mujer, es una forma que pasa desapercibida o suele confundirse
con formas de protección, esta confusión viene dada por la retórica en la que
se lleva a cabo basada en un romanticismo patriarcal y por su versatilidad, ya que se encuentra presente en todos
los niveles sociales.
La podemos encontrar en un nivel interpersonal, en las
relaciones de pareja y viene acompañado de frases como “Te
acompaño cuando salgas para que no te pase nada” y de acciones
consecuentes como el acoso en las que las mujeres son acompañadas todo el
tiempo por el “protector”.
A un nivel comunitario, incluso a modo de campañas en favor
de una supuesta igualdad. Se da en contextos comunitarios en los que, bajo
apariencia de protección a la mujer, se obliga a ésta a que cambie bajo las
premisas de que si lo hace no será agredida. En definitiva, ella es la
responsable de evitar la agresión y se dan unas pautas exclusivamente dirigidas
al público femenino para que no se vean sometidas en ningún momento.
Un ejemplo de este nivel puede ser la campaña #échalecabeza[1] en la que se intenta promover la igualdad a partir de unas medidas que podemos resumir
en:
-
Si eres chica ten cuidado cuando estés en Internet, no
mandes fotos.
-
No mandes fotos bajo ningún concepto porque pueden
acabar en cualquier sitio y te van a extorsionar si lo haces.
-
Por tu bien, no te hagas fotos desnuda y no las mandes.
-
Susi, y sólo Susi, ándate con ojo si no quieres acabar
siendo extorsionada, chantajeada, etc.
Podemos ver que el razonamiento de esta campaña es el
siguiente:
Premisas: Si mandas
fotos por Internet está mal y puedes ser agredida si lo haces.
Conclusión: No mandes fotos por Internet si no quieres que
te agredan.
Dentro de esta retórica de aparente protección encontramos
que es la mujer la que tiene que cambiar y
limitar sus acciones para no ser agredida por otros hombres, pero en
ningún caso se habla de la responsabilidad del hombre que es el autor de la
agresión, es la mujer la que tiene que protegerse de no ser agredida además de
ser la víctima y de estar siendo extorsionada.
Pero esas premisas no se corresponden realmente con lo que
ocurre de hecho. Lo que está mal es extorsionar y vivimos en una sociedad que
está perdiendo de vista el valor de la acción misma y en lugar de juzgar la
agresión se juzga la causa de la agresión.
La argumentación para una buena propuesta de igualdad sería:
Premisas: Extorsionar está mal. Si te mandan fotos por
Internet y, por ello, agredes a esa persona la agresión está mal en sí misma,
el hecho de mandar fotos es algo secundario y contingente sometido a una serie
de innumerables condiciones que juzgarlo en sí mismo como algo “malo” carece de
fundamento.
Conclusión: No extorsiones ni agredas.
Finalmente el nivel a gran escala, las relaciones
patriarcales de los gobiernos que se corresponde con un “decidir por ellas
porque tenemos su tutela como ciudadanas y debemos protegerlas”. Este punto resulta controvertido
porque se podría argumentar, con muchas matices siempre que hablemos de un
sistema democrático, que el Estado tiene
como función proteger a todos los ciudadanos y ciudadanas del mismo modo, pero
lo relevante de este asunto en lo que respecta a la dialéctica patriarcal es
que no se hace del mismo modo y las mujeres no son consultadas en absoluto
sobre las políticas que se llevan a cabo incluso aunque éstas afecten
directamente a esta mitad concreta de la población, de tal modo que las mujeres
pasan a ser ciudadanas de segunda por dos motivos, en primer lugar porque
deciden por ellas y, en segundo lugar, porque la motivación de las mujeres a la
hora de participar en política es casi nula porque no son consultadas ni
siquiera sobre políticas que les afectan directamente.
¿Qué supone esta dialéctica?
-
Establece una jerarquía: dos partes en la que una tiene
que proteger a la otra. En este orden el que protege siempre está caracterizado
como el más fuerte y se despoja al protegido de su capacidad de valerse por sí
mismo y de protegerse.
-
Demarcación (más si cabe) de los roles de la sociedad
patriarcal: ninguna de las dos partes puede ponerse en el lugar del otro. Por
lo general el hombre está obligado de algún modo a la protección de la mujer,
tiene que rendir cuentas ante este “trabajo”, no puede mostrar signos de
“debilidad” y además la mujer tiene que ser tutelada por el hombre porque se
presupone que es incapaz de defenderse o de poder llevar una vida plena por sí
misma.
-
Que las relaciones afectivas se conviertan en
relaciones de dominio que carecen de respeto y en las que el amor no es algo
que se experimenta hacia la otra persona sino que se convierte en una excusa
para justificar todo tipo de acciones incluso cuando someten a la otra persona
e impiden que la relación sea sana y que ambas partes disfruten de mantener
dicha relación.
-
La justificación de políticas o medidas en las que el peso de la agresión
cae sobre la víctima que, además de sufrirla, se ve obligada a cambiar y a
aceptar la responsabilidad del maltrato, es decir, se culpabiliza a la víctima.
Estas políticas no cambian la sociedad a mejor sino que justifican las
agresiones a través de responsabilizar a las víctimas.
-
La poca participación activa de la mujer en política o
en cuestiones jurídicas por el poco peso que tiene en las decisiones, no sólo
del Estado en general, sino de las decisiones que se toman sobre ellas mismas.
Lo que nos lleva a una sociedad en la que la mitad de la población no se tiene
en cuenta para tomar decisiones y que acaba convirtiendo a esa mitad de la
población en ciudadanas de segunda categoría.
Lucía Carrillo González ( @mrsrobinson_ ) tiene 23 años y es estudiante de filosofía en la Universidad de Granada, sus campos de interés son la ética, la filosofía política y los derechos humanos.
Me gusta mucho este artículo. Me siento muy identificado con él.
ResponderEliminarCOMO FEMINISTA LESBIANA Y PRESIDENTA DE LA ASOCIACIÓN DE GAYS Y LESBIANAS DE VENEZUELA, APOYO A ESTA PAGINA Y A SUS VALORES. ELIDA APONTE SANCHEZ, MARACAIBO,VENEZUELA, UNIVERSIDAD DEL ZULIA, PROFESORA ACTIVA
ResponderEliminarComparto lo que dices de que sería mejor la consigna "no extorsiones ni agredas" pero dada la acción del que recibe fotos que deberían ser privadas y las usa con tales fines, se le puede pedir que sea consciente? Creo que por mucho que le digas que respete a la mujer en cuestión no va a cambiar su accionar. En consecuencia, no veo que decirle a la mujer que tenga cuidado sea dañino. La injusticia creo que reside en el hecho de que haya alguien que te pueda extorsionar con una foto tuya y no en la advertencia, que la veo más como un método para paliar este problema aparentemente sin solución. La solución que veo yo? Inculcar desde temprana edad el respeto hacia la otra persona, algo que veo difícil pero ideal. Como dije, comparto lo que dices y solo trato de verlo por otro lado. Buen blog, saludos.
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